Historia de Pareja- Arturo García Lozano, Cuerpos de Conservación de Guanajuato, A.C

Nací en la Ciudad de México, pero desde niño crecí en el municipio de Guanajuato tierra de mi madre. En 1980 siendo un adolecente, con mis padres y hermanos llegamos a vivir en la sierra de Santa Rosa. En esos años tuvimos la inquietud de experimentar la “Vida en el Campo” y fue ahí donde inició el amor por la naturaleza. Después de la escuela preparatoria decidí aprender en la práctica y de manera autodidacta, buscando cursos enfocados a la conservación. Es así que he logrado obtener diplomados en Conservación de Humedales y en Proyectos Productivos, participado varios años en Congresos, Cursos, Talleres y Seminarios sobre temas de Desarrollo Comunitario, Educación Ambiental, Manejo de Recursos Naturales, Planificación de Áreas Naturales Protegidas y Contingencias de la Vida Silvestre. Con el apoyo de Salvemos al Río Laja, AC y luego de un año de capacitación, en 2002 fui Certificado en Restauración de Microcuencas por el Servicio Forestal del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, en Flagstaff, Arizona.

En la parte profesional, en 1998 formé la asociación civil Cuerpos de Conservación Guanajuato, implementando el Programa de Desarrollo Sustentable Sierra de Santa Rosa, proyectos de Consultoría Ambiental y de Investigación de la Avifauna, así como Talleres de Capacitación y Acciones de Rehabilitación de Microcuencas. Muchas de éstas acciones y resultados las hemos replicado en otras sierras y Áreas Naturales Protegidas del estado de Guanajuato.

Por la constancia en el trabajo dedicado a la naturaleza y a la capacitación de comunidades rurales, he recibido dos reconocimientos importantes, el primero otorgado en 2006 por el Acta Norteamericana para la Conservación de Humedales (NAWCA) Programa México; por “Contribuir en la Conservación de Humedales de México para la Conservación de Hábitat de Aves Migratorias y otras Especies Compartidas entre Canadá, México y los Estados Unidos”. El segundo fue un Premio Nacional otorgado por el Gobierno de México el 2 de febrero de 2010 por “Contribuir en la Restauración de los

Mi pasión por las aves inició en 1992 cuando la Doctora Mary Richards (q.e.p.d.) y quien fuera Directora del Theodore Roosevelt Sanctuary de Nueva York, impartió un curso de capacitación para el monitoreo de aves en la sierra de Santa Rosa. Ella dejó en mí esa semilla que más tarde fructificaría en forma de estudios sobre la avifauna de la sierra de Santa Rosa y de la Cuenca del Río Laja. Posteriormente en varias escuelas primarias de esta sierra impartimos talleres de educación ambiental enfocados a inspirar en los niños el conocimiento de las aves y la forma de conservar su hábitat, haciendo énfasis en las especies migratorias.

Con los jóvenes y adultos que realizan la restauración de hábitat en la sierra, les enseñamos cómo las aves son indicadoras ambientales y nos orientan sobre el éxito de los trabajos a través del tiempo. Conservar el hábitat de las aves representa proteger el hábitat que comparten con otras muchas especies de plantas y animales desde una visión ecosistémica.


Esta pasión por la conservación, vivir en la sierra de Santa Rosa y la experiencia obtenida con los proyectos de aves, ha permeado de alguna manera en mi familia, en especial en mis hijos Saúl Esteban y Sandra Eréndira, quienes escogieron cursar carreras universitarias como son Geomática e Ingeniería Ambiental. Su involucramiento en Cuerpos de Conservación Guanajuato va en aumento y seguramente ellos podrán continuar este extraodinario quehacer ambiental. Como familia hemos decidido continuar viviendo y trabajando por la conservación de esta maravillosa sierra!

La gran riqueza avifaunística de México, está fundamentada en que concentra en su territorio la mayor población de especies compartidas con Estados Unidos y Canadá. La particular geometría en forma de triángulo hace que en Norte América se concentre el mayor número de especies en el mundo y que miles de millones de aves se reúnan de norte a sur en cada otoño y regresen a latitudes norteñas en cada primavera. Asegurar la permanencia de este extraordinario espectáculo requiere de que cada persona en norteamérica conozca los múltiples beneficios ambientales y se involucre en su conservación desde una perspectiva trinacional.

Lo anterior solo es posible tendiendo puentes mediante estrategias de educación ambiental de mediano y largo alcance.

Fortaleciendo los programas y acciones de nuestro Programa de Hermanamiento, estoy convencido que muchas niñas y niños del Río Willamette y del Río Laja podrán disfrutar de un mundo mejor o al menos igual al que conocimos en nuestra juventud… eso debemos intentar con responsabilidad.

Finalmente, agradezco profundamente a nuestra coodinadora del Hermanamiento, Tara Davis, ya que por su confianza tuve la oportunidad de presentar nuestras tres “especies bandera” en el 20th International River Symposium and Environmental Flows Conference, celebrado en Brisbane, AU en septiembre de 2017,  lo cual significa un gran honor para mi.